El Movimiento Guevarista 8 de octubre (MG-8) de El Salvador, es una organización de cuadros política y revolucionaria que rige su funcionamiento, orientación y actividad táctica y estratégica por los valiosos principios del marxismo-leninismo, por los valiosos aportes hechos por Mao Tse Tung, Ernesto Guevara y muchos otros grandes líderes revolucionarios que han hecho importantes aportes en la práctica y en la teoría para transformar radicalmente el orden existente.

martes, 10 de enero de 2012

A 80 años de La Insurrección de 1932, por nuestros caídos juramos vencer.


“Parecía que la naturaleza hubiera enloquecido, en la noche del 22 de enero de 1932, al entrar simultáneamente en erupción los volcanes de Fuego, de Agua, Acatenango y otros de menor tamaño situados en Guatemala, como era de esperarse el faro del pacifico el famoso volcán de Izalco en El Salvador, se unió al coro de los estruendos, una nube de ceniza recorrió los cielos hasta Nicaragua... Y entonces a la luz del resplandor de la montaña se observo un acontecimiento  aun mas sorprendente de las barrancas y las enmarañadas colinas surgieron miles de campesinos armados con machetes que invadían los poblados, en sus ojos brillaba la resplandeciente luz de la determinación y la esperanza, antes que amaneciera el día 23 la zona occidental del país estaba cubierta en llamas, no a consecuencia de la lava derretida sino de la rebelión, los campesinos habían escogido el momento de la erupción del Izalco para lanzarse a una delas mas heroicas y sangrientas insurrecciones de la historia de América Latina''

 Homenaje A Los Héroes Del 32, Yolocamba I Ta


El próximo domingo 22 de enero se cumplen 80 años de la Heroica Insurrección popular campesina e indígena de 1932, acontecimiento que tristemente parece estar invisibilizado para la mayoría de la población, a pesar de ello la Insurrección de 1932, es uno de los episodios mas emblemáticos y determinantes de la historia de nuestro país, además fue la primera insurrección con orientación Marxista de América, fue el primer intento de tomar los cielos por asalto en   el Hemisferio Occidental.
Los orígenes de la insurrección se remontan hasta la invasión de nuestro territorio por España, cuando ellos llegaron a Cuscatlán no encontraron oro ni joyas, pero se quedaron deslumbrados, desde las alturas contemplaban muchas parcelas cuidadosamente cultivadas, con una población sedentaria, que colectivamente trabajaba su sagrada Madre Tierra.  Nuestros ancestros lucharon heroicamente contra la bárbara invasión desde el guerrero Atonal que el 8 de junio de 1524, clavó su lanza en el muslo derecho del terrible invasor, hasta los que incendiaron la primera ciudad de San Salvador. 
La unidad con la tierra de nuestros ancestros no fue comprendida por el invasor español ni por sus descendientes los ladinos y criollos, ellos en su visión individualista introdujeron el latifundio y los monocultivos, primero robaron las tierras de nuestros ancestros de las zonas cálidas para dedicarlo al monocultivo del cacao y el añil, la vil explotación a la que fueron sometidos nuestros ancestros motivo muchísimas insurrecciones indígenas, durante los siglos de colonia, las cuales aun no han sido debidamente investigadas, con la independencia de 1821, las condiciones del campesino indígena no mejoran por el contrario, es así como Tayte Anastasio Aquino subleva a los pueblos Nonualcos en 1832-1833, lamentablemente el abuelo de la Revolución Salvadoreña cayo victima de la traición.
Gerardo Barrios el padre de la burguesía salvadoreña introduce masivamente el cultivo de café a  partir de 1859, es así como años después Rafael Záldivar decretó en 1881 y 1882, varias leyes que anularon el sistema de tierras comunales y ejidos, prevalente en el país, desde la época colonial, entregándoselas de forma gratuita a la naciente burguesía, este hecho constituye la acumulación originaria del capital en El Salvador y  despojaba definitivamente de todas sus tierras a los pueblos indígenas y los convertía simple y sencillamente en esclavos de haciendas, los colonos que vivían en la hacienda cafetalera al servicio del burgués agrícola, a los cuales se les pagaba un salario miserable y ni siquiera en dinero sino en fichas consumibles en la misma finca.
Durante todo este periodo el problema agrario mantuvo en efervescencia  la lucha de clases.
En 1929 se produjo una crisis en Estados Unidos, Japón y los países de Europa, donde El Salvador vendía casi todo el café que exportaba. Esta crisis hizo que bajaran la demanda y los precios del café, afectando así a la economía nacional, que dependía de la exportación del café que cortaban los pobres para beneficio de un grupito de ricos. Crecieron el desempleo, el hambre y el descontento popular.
En este contexto y después del triunfo del primer estado obrero y campesino de la humanidad, en Rusia, el 7 de noviembre de 1917, día en que los trabajadores logran construir un país para todo el pueblo ruso, la ideología marxista llega a nuestras tierras, y es así como a orillas del Lago de Ilopango el 30 de marzo de 1930, Miguel Mármol y otros dirigentes fundan el glorioso Partido Comunista de El Salvador (PCS) para conducir las luchas populares, las cuales tienen un gran auge, se extremizan el sindicalismo y el movimiento obrero, los campesinos indígenas, toman con entusiasmo el programa agrario del PCS, de la tierra para el que la trabaja, el pueblo se sumaba masivamente a los mítines de los candidatos a alcaldes del PCS.
El 2 de diciembre de 1931, la burguesía y los militares derrocaron el Gobierno de Arturo Araujo y pusieron en el poder al general Maximiliano Hernández Martínez, para que reprimiera al pueblo ante el posible gane electoral del PCS.
En enero de 1932, hubo elecciones municipales y el PCS ganó en varios municipios, pero los militares anularon los resultados. Esto provocó más descontento popular. Los militares aumentaron la represión. Ante esos hechos, las fuerzas obreras y el PCS radicalizaron sus acciones políticas, hasta considerar como única opción la de la violencia armada. Motivada por cuadros del PCS, la insurrección campesina estaba ya en marcha cuando, el 18 de enero, fueron capturados Agustín Farabundo Martí y los líderes estudiantiles Alfonso Luna Calderón y Mario Zapata, considerados entre los principales cabecillas de los movimientos antigubernamentales. Como había tropas de varios cuarteles comprometidas con el movimiento popular y la insurrección que se avecinaba, el gobierno decretó el Estado de Sitio el 20 de enero.
Para la noche del 20, la alta dirigencia del PCS se reúne y debate sobre si debe comenzarse o no la insurrección en el occidente del país. Como resultado de las consultas, varios comunicados para detener a las fuerzas insurrectas fueron emitidos al día siguiente, pero muchos de ellos ni siquiera llegaron a su destino, debido a la suspensión del libre tránsito impuesto por las autoridades.
Antes de la medianoche del día 22, con la erupción del volcán de Izalco de fondo, varios miles de campesinos se lanzaron a la invasión de poblaciones, aunque el PCS estaba neutralizado en la capital, el levantamiento tomó fuerza en el occidente del país, dirigido por líderes indígenas y campesinos afiliados al PCS, como Feliciano Ama, en Izalco, y Francisco Sánchez que en Juayúa, estableció el primer Soviet de América formado por indígenas y mestizos pobres, para ejercer un régimen revolucionario en la localidad, la primera en ser liberada, donde el pueblo en armas  peleo como en Izalco con la Bandera Roja de la Hoz y el Martillo en alto, y además logro rechazar el primer intento de toma de Juayúa por el ejercito  burgués. Tacuba es liberada, por los 1500 campesinos comunistas que dirige el estudiante universitario Abel Cuenca.
El compañero Lino Argueta intento asaltar la cuna de la burguesía salvadoreña: Santa Tecla, fue sorprendido y liquidado con sus compañeros, cuando se disponía a cortar las líneas telefónicas, el criminal General Tomás Calderón, exclamó: "Gracias a que los comunistas no cortaron la línea telefónica, pude comunicarme con San Salvador para tener refuerzos" aun así durante 96 horas ininterrumpidas, los insurgentes se enfrentaron al ejército de los ricos, causándoles numerosas bajas, en la lucha cuerpo a cuerpo, era el machete contra la ametralladora, haciendo vacilar al enemigo.
También hubo levantamientos en Colón, Armenia, Nahuizalco, Ahuachapán Salcoatitán, Sonzacate, Teotepeque, Tepecoyo, y otras poblaciones. El levantamiento fue aplastado por el general Martínez, quien desató una represión cruel  y salvaje, esta barbarie acabó, casi en su totalidad, con la población indígena en El Salvador, ante los ojos hipócritas de la sociedad puritana, que aun vive subordinada a las clases pudientes y eclesiales de la época. 
Alrededor de 30 mil indígenas fueron fusilados en todo el país. En Izalco fueron asesinados más de 10 mil, con la modalidad de que en este lugar se asesinó solo a hombres y niños arriba de los doce años.
El líder del movimiento insurreccional, Feliciano Ama fue capturado por los militares en los huatales de Izalco, fue arrastrado por las calles del pueblo, y colgado de un árbol de Ceiba en el parque central frente a una multitud de indígenas con el objetivo de  infundirles miedo y terror  y dejarles en claro que  todo aquel que se revelara tenía el mismo destino, la muerte.
Feliciano Ama
Francisco Sánchez es derrotado en Juayúa, capturado y pasado por los pueblos circunvecinos, antes de ser fusilado para sembrar terror. Pocos días después el 1 de febrero el Gobierno fusiló a Farabundo Martí, Alfonso Luna Calderón y Mario Zapata. Muchos militares revolucionarios fueron ametrallados dentro de los cuarteles al intentar insurreccionarse.
Mientras las fosas comunes se llenan en los campos de los occidentales departamentos aquejados por la “ola roja”, los comunistas registrados en los libros de votaciones son capturados en San Salvador y llevados a las márgenes del río Acelhuate, donde pelotones de seis soldados fusilan a grupos de entre seis y cincuenta personas, los que luego son sepultados en fosas comunes o sometidos a la incineración. Escenas similares, de asesinatos selectivos se repitieron en Soyapango, Ilopango, San Martin, Villa Delgado, etc.
Las fieras locales se regocijaban, sus amos burgueses los felicitaban efusivamente por la masacre y los amos de sus amos, enviaron a los marines, el crucero yanqui Rochester y los destructores  británicos Wickes, Philips, Vancouver y Skeena sigilosamente vigilaban desde las costas del Pacifico para asegurarse que todo estaba saliendo como lo planearon.
Esta masacre marcaria a nuestro pueblo durante décadas, el propio PCS tardaría años en recuperarse, incluso Farabundo Martí se mantendría en el olvido, es a partir de las investigaciones académicas de Jorge Arias Gómez y Roque Dalton, que la insurrección y masacre del 32, empiezan a ser valoradas, es así como años después los fundadores de las Fuerzas Populares de Liberación reivindican el nombre de “Farabundo Martí”, desde entonces él ocupa el lugar que le corresponde como padre y guía de la Revolución Salvadoreña.
Las heridas siguen abiertas, el trauma cultural fue inmenso, luego de la matanza de 1932, en las zonas rurales de El Salvador las poblaciones indígenas dejaron de desplegar abiertamente elementos de su cultura y su lenguaje. Las mujeres dejaron de llevar el tradicional refajo, la marimba no se escuchó como antes y no se volvió a hablar públicamente el náhuatl ni ninguna otra lengua indígena. Desde entonces se ha reforzado la imagen de una nación racial y culturalmente homogénea, factor que se estima necesario para la estabilidad político-social, de la nación burguesa.
El pueblo salvadoreño tantas veces masacrado logro en 1992 poner fin a la dictadura militar, pero aun no ha completado la tarea por la cual cayeron más de 30000 hijos del pueblo en 1932, que no es otra que la construcción de una sociedad socialista.
¡¡Ni perdón, ni olvido!!
¡¡Por nuestros caídos juramos vencer!!







1 comentario:

  1. Del Video 1932:
    .. en la sonrisa de los ninos,
    ... en el puño campesino
    Este tema aún me reta en mi compromiso por mejorar el mundo que nos toca vivir para que nuestros hijos y los hijos del pueblo tengan la vida que se merecen...
    Leer su declaración de principios me recupera la convicción que aunque dispersos no estamos solos
    Hasta la vistoria siempre...

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