El Movimiento Guevarista 8 de octubre (MG-8) de El Salvador, es una organización de cuadros política y revolucionaria que rige su funcionamiento, orientación y actividad táctica y estratégica por los valiosos principios del marxismo-leninismo, por los valiosos aportes hechos por Mao Tse Tung, Ernesto Guevara y muchos otros grandes líderes revolucionarios que han hecho importantes aportes en la práctica y en la teoría para transformar radicalmente el orden existente.

lunes, 9 de enero de 2012

EL PROCESO DE DESARROLLO HISTÓRICO Y EL LUGAR DE LA SOCIEDAD COMUNISTA.

La historia del desarrollo humano es la historia del progreso social de nuestra especie, el género humano ha sido el único que ha podido desarrollar tan variado nivel de diversidad cultural y que ha podido lograr diseñar una compleja estructura social que se extiende hasta las regiones más remotas del planeta. El surgimiento de la especie humana significó un salto cualitativo de la naturaleza, el ser humano es el producto más avanzado y perfecto de la naturaleza.
Sin embargo, este proceso de desarrollo no ha sido lineal ni regular como pretenden hacernos creer algunas mentes vacías a las que les gusta hacerse pasar por “brillantes”; por el contrario, ha sido un proceso irregular interrumpido por saltos, guerras, catástrofes y revoluciones; en determinados momentos, parecía que este proceso de desarrollo estaba llegando a su fin, cuando realmente lo que sucedía era simplemente la muerte de una específica formación histórico-social, mientras se preparaba para nacer una sociedad completamente nueva pero más avanzada en comparación a la anterior.
La especie humana inició la trayectoria de su historia como cualquier otra especie, es decir, en el mundo natural donde apenas se diferenciaba del resto de los otros animales. Aquí los hombres y las mujeres se encontraban indefensos ante las fuerza de la naturaleza que eran impotentes de dominar. Al cabo de varios millones de años la especie humana pudo mejorar su estructura social gracia al enorme avance que lograron alcanzar las fuerzas productivas; surgió la división en clases, el Estado, entre otras instituciones, así como la moderna civilización que adquirió el carácter de sociedad esclavista. Habíamos dado nuestro primer y gran paso hacia la libertad, al adquirir un nuevo nivel de dominio e independizarnos (solo parcialmente) de la naturaleza. Sin embargo, habíamos introducido en el orden social la explotación del hombre por el hombre que en el ambiente natural resultaba inexistente.
Pronto, la sociedad esclavista antigua se vio impotente de dar un paso más, y vino a ser sustituida por la milenaria sociedad feudal solo para ser barrida posteriormente por el régimen burgués de producción. Este no ha suprimido la división en clases ni el carácter explotador que hasta ahora ha adquirido la civilización. Cada nueva formación social venía a ser superior a la que le precedía.
Cierto que esta historia que acabamos de describir solo es válida para el mundo Europeo. Pero es suficiente para demostrar la característica que siempre ha mostrado el desarrollo de la sociedad. Cada formación social creía ser la cumbre de los logros humanos y la ulterior etapa en el progreso de la civilización, y sin embargo, tan pronto se encontraba con la imposibilidad de poder avanzar un tan solo milímetro, era sustituida por otra radicalmente diferente. La historia es la mejor prueba, cada vez que un determinado sistema agota sus capacidades para desarrollar las fuerzas productivas, irremediablemente debe dar paso a una nueva forma de estructura social. Así lo comprenden las masas populares, que siempre en esta fase de declive social se lanzan decididamente en reclamo de los cambios más radicales.
 La sociedad de los capitalistas, lo mismo que todas las anteriores formaciones sociales que ha conocido la historia, pretende hacerse pasar a sí misma por la última cumbre de los logros humanos. Sin embargo, está lejos de representar semejante triunfo; aún, en el supuesto de que tal cosa pudiera existir.
Desde hace algún rato, la sociedad capitalista ha llegado a su senectud y se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo de la vida humana.
Los teóricos burgueses argumentan que siempre habrá explotación, pobreza, hambre y miseria para las masas. Que por muchos logros que arranquemos a la naturaleza, jamás podremos construir un mundo sin explotación en el que seamos realmente libres. Nosotros rechazamos tales tesis pesimistas. Como dijimos, el desarrollo humano es una larga travesía hacia el progreso y hacia adelante. Sin embargo hasta ahora nos hemos visto dominados por fuerzas ciegas que parecen escapar a nuestro dominio. En un principio esas fuerzas estaban constituidas principalmente por las fuerzas de la naturaleza. ¿No parecían acaso incontrolables para el hombre primitivo fuerzas tales como las del fuego? Y con el dominio del fuego comenzó nuestro dominio hacia todo el planeta. Hoy en día, el fuego posee la misma fuerza destructiva que en la infancia del ser humano, pero lo hemos convertido, de temible demonio, en manso siervo de nuestra voluntad. Lo mismo pasa con las demás fuerzas naturales que cada vez dominamos con mayor precisión, aunque aún de manera incompleta.
Pero tan pronto como comenzamos a dominar las fuerzas naturales, surgieron nuevas e incontrolables fuerzas ante las que nos mostrábamos igualmente indefensos; pronto nos volvimos presas de nuestras propias ideas, creencias y prejuicios así como de nuestras propias fuerzas físicas. Estas fuerzas, han sido llevadas hasta su extremo por la sociedad capitalista. Resulta de una amarga ironía que, en momentos en los cuales la ciencia y la técnica de la producción alcanzan niveles sin precedentes, sea el momento mismo en el que la pobreza, el hambre, las guerras y la miseria alcancen los mismos niveles. Hemos caído presa de las fuerzas ciegas del mercado. La economía, una creación enteramente nuestra, tan pronto como la dejamos actuar libremente se volvió contra nosotros. Pero el actual estado de cosas nos permite, hoy en día, ser dueños de nuestro propio destino, poner a disposición las fuerzas productivas de la sociedad y reorganizar ésta en torno a una economía planificada con la que eliminemos toda forma de dominio externo y logremos marchar en rumbo a una auténtica libertad. Como ya hace tiempo explicaron Marx y Engels.
“Con la toma de posesión de los medios de producción por la sociedad, se elimina la producción mercantil y, con ella, el dominio del producto sobre el productor. La anarquía en el seno de la producción social se sustituye por la organización consciente y planeada. Termina la lucha por la existencia individual. Con esto el hombre se separa definitivamente, en cierto sentido, del reino animal, y pasa de las condiciones de existencia animales a otras realmente humanas. El cerco de las condiciones de existencia que hasta ahora dominó a los hombres cae ahora bajo el dominio y el control de éstos, los cuales se hacen por vez primera conscientes y reales dueños de la naturaleza, porque y en la medida en que se hacen dueños de su propia actividad social. Los hombres aplican ahora y dominan así con pleno conocimiento real las leyes de su propio hacer social, que antes se les enfrentaban como leyes naturales extrañas a ellos y dominantes. La propia actividad social de los hombres, que antes parecía impuesta y concedida por la naturaleza y la historia, se hace ahora acción libre y propia. Las potencias objetivas y extrañas que hasta ahora dominaron la historia pasan bajo el control de los hombres mismos. A partir de ese momento harán los hombres su historia con plena conciencia; a partir de ese momento irán teniendo predominantemente y cada vez más las causas sociales que ellos pongan en movimiento los efectos que ellos deseen. Es el salto de la humanidad desde el reino de la necesidad al reino de la libertad. (F. Engels. Del socialismo utópico al socialismo científico)

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