El Movimiento Guevarista 8 de octubre (MG-8) de El Salvador, es una organización de cuadros política y revolucionaria que rige su funcionamiento, orientación y actividad táctica y estratégica por los valiosos principios del marxismo-leninismo, por los valiosos aportes hechos por Mao Tse Tung, Ernesto Guevara y muchos otros grandes líderes revolucionarios que han hecho importantes aportes en la práctica y en la teoría para transformar radicalmente el orden existente.

lunes, 13 de junio de 2011

Homenaje al Che Guevara en su 83 natalicio

 
 
El nacedor
Eduardo Galeano

¿Por qué será que el Che tiene esta peligrosa costumbre de seguir naciendo? Cuanto más lo insultan, lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos.
¿No será porque el Che decía lo que pensaba, y hacía lo que decía? ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en un mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen?



Zamba al Che
Ví­ctor Jara
 
Vengo cantando esta zamba
con redoble libertario,
mataron al guerrillero
Che comandante Guevara.
Selvas, pampas y montañas
patria o muerte su destino.
Que los derechos humanos
los violan en tantas partes,
en América Latina
domingo, lunes y martes.
Nos imponen militares
para sojuzgar los pueblos,
dictadores, asesinos,
gorilas y generales.
Explotan al campesino
al minero y al obrero,
cuanto dolor su destino,
hambre miseria y dolor.
Bolívar le dio el camino
y Guevara lo siguió:
liberar a nuestro pueblo
del dominio explotador.
A Cuba le dio la gloria
de la nación liberada.
Bolivia también le llora
su vida sacrificada.
San Ernesto de La Higuera
le llaman los campesinos,
selvas, pampas y montañas,
patria o muerte su destino.



Consternados, rabiosos
Mario Benedetti 

Así estamos.
Consternados, rabiosos.
Aunque esta muerte sea uno de los absurdos previsibles.
Da vergüenza mirar los cuadros, los sillones, las alfombras.
Sacar una botella del refrigerador.
Teclear las tres letras mundiales de tu nombre en la rígida máquina que nunca, nunca, estuvo con la cinta tan pálida.
Vergüenza tener frío y arrimarse a la estufa como siempre.
Tener hambre y comer, esa cosa tan simple.
Abrir el tocadiscos y escuchar en silencio sobre todo si es un cuarteto de Mozart.
Da vergüenza el confort y el asma da vergüenza.
Cuando tu comandante, estas cayendo, ametrallado, fabuloso, nítido, eres nuestra conciencia acribillada.
Dicen que te quemaron.
Con qué fuego van a quemar las buenas, buenas nuevas.
La irascible ternura que trajiste y llevaste con tu tos, con tu barro.
Dicen que incineraron toda tu vocación, menos un dedo.
Basta para mostrarnos el camino, para acusar al monstruo y sus tizones, para apretar de nuevo los gatillos.
Así estamos, consternados, rabiosos.
Claro que con el tiempo la plomiza consternación se nos ira pasando.
La rabia quedará, se hará más limpia.
Estás muerto, estás vivo, estás cayendo, estás nube, estás lluvia, estás estrella.
Donde estés si es que estás, si estás llegando, aprovecha por fin a respirar tranquilo, a llenarte de cielo los pulmones.
Donde estés, si es que estás, si estás llegando, será una pena que no exista Dios, pero habrá otros, claro que habrá otros, dignos de recibirte, comandante.




Credo al Che
por "Jorge Cruz" (Roque Dalton) 

El Che Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers)
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento
En vista de lo cual no le ha quedado al Che otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.



Nada más
Atahualpa Yupanqui

Teniendo rancho y caballo
es más liviana la pena.
De todo aquello que tuve
sólo el recuerdo me quema.
Nada más, nada más.
No tengo cuentas con Dios,
mis cuentas son con los hombres.
Yo rezo en el llano abierto
y me hago león en el monte.
Nada más, nada más.
Me gusta mirarlo al hombre
plantado sobre la tierra
como una piedra en la cumbre
como un palo en la ribera.
Nada más, nada más.
Alguna gente se muere
para volver a nacer.
El que tenga alguna duda
Que se lo pregunte al Che.
Nada más, nada más.



Mensaje al hermano
Julio Cortázar


Ahora serán las palabras, las más inútiles o las más elocuentes, las que brotan de las lágrimas o de la cólera; ahora leeremos bellas imágenes sobre el fénix que renace de las cenizas, en poemas y discursos se irá fijando para siempre la imagen del Che. También éstas que escribo son palabras, pero no las quiero así, no quiero yo ser quien hable de él. Pido lo imposible, lo más inmerecido, lo que me atreví a hacer una vez, cuando él vivía: pido que sea su voz la que se asome aquí, que sea su mano la que escriba estas líneas. Sé que es absurdo y que es imposible, y por eso mismo creo que él escribe esto conmigo, porque nadie supo mejor hasta qué punto lo absurdo y lo imposible serán un día la realidad de los hombres, el futuro por cuya conquista dio su joven, su maravillosa vida. Usa entonces mi mano una vez más, hermano mío, de nada les habrá valido cortarte los dedos, de nada les habrá valido matarte y esconderte con sus torpes astucias. Toma, escribe: lo que me quede por decir y por hacer lo diré y lo haré siempre contigo a mi lado. Sólo así tendrá sentido seguir viviendo.



Che Comandante
Nicolás Guillén.


No porque hayas caído
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerio, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos
Che Comandante,
amigo.
Con sus dientes de júbilo
Norteamérica ríe. Más de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas, como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la noche americana
como una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabias, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo.
Che Comandante, amigo.

Estás en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.

Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro,
cada día soldado, cada día
gente llana y difícil
cada día.

Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.

Pasas en tu descolorido, roto, agujereado
traje de campaña.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
¡Salud Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
morir para vivir como tú has muerto,
para vivir como tú vives,
Che Comandante,
amigo.

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